jueves, 17 de julio de 2014

Prólogo a la niebla y los astros

La distante niebla... Que disfraza a la oscuridad y los arboles secos a su alrededor, como las espumosas gotas de espesa y lúcida sangre, que caen inanimadas sobre un cajón fúnebre, un ataúd que se pierde a lo lejos del océano, flotando en las aguas misteriosas, junto con un cuerpo, que estuvo vivo tiempo atrás... Muerto de hipotermia, ahora la nieve y el odio toma control de el... El frío arraso con su alma... Nunca tendrá una lapida, ni mucho menos un lugar donde pueda ser sepultado junto a los humanos, nunca volverá a estar en tierra en mucho tiempo, quizá nunca mas, y así, nunca mas volverá a ver el cielo... Pero cuando lo haga contemplara a los astros, y su sed de desastrosa nebulosa, permanecerá corpórea mente intacta y fallecida, apagada en la penumbra... Pero tan despierta y tan fugaz como una ráfaga del espíritu que alguna vez, o nunca pude ser...

 




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