sábado, 26 de julio de 2014

Esperando la próxima luna... (Eclipse de Neptuno)

Imperé, impero e imperaré; En este suelo frío, en la tundra del dios muerto, en la yerba congelada y las catacumbas glaciales enterradas... Donde la pálida nieve cubre a los muertos y absorbe su carne. Donde el sol se ha alejado, y las nubes han polarizado, el anteriormente abrillantado, cielo encadenado, por un gris azulado... Que en consecuencia ha aniquilado a los no adaptados, y succionado, el viento de las copas más altas, En el fracaso humano por descubrir...

Pero yo, que me he quedado, en mi tierra de suelo helado, esperando a la llamada del eclipse de Neptuno, en la torre que gobierna, apartada de sonidos, entre los arboles caídos.

Todos los océanos, padecían inmóviles, totalmente lisos, indistinguibles son al verlos uno a lo lejos... Y todos los que los navegan no vuelven a ser vistos.

Son muchos los desaparecidos, en esta era gloriosa y de gran tragedia... Temo en que algún día termine y que la muerte no domine... En este imperio invernal, en esta tierra infernal, que navega Hexadecimal, sobre el hielo fantasmal, en un buque del mal, donde se diluyen las materias que rondan y sobran del Dióxido fallecido, de los astros desconocidos.

El Primer Emperador Anfibio...

Sentado sobre un trono forjado en Caludrio venenoso, con grandes serpientes de tejidos ácidos rodeándolo... Su capa azul y negra; Se sacude en consonancia junto con los tonos graves y agudos que emitía su violín al rasgarlo suavemente con sus uñas amarillas y alargadas, podridas como la madera y quebradas como el carbón. Su cabello parece una aleación de hierro con histalohidracio, sucio y frío... Los ojos son cuatro; Y parecen hechos de un prisma interior, Uno esta en medio de su cara como un Cíclope, el segundo esta en medio de su grisáceo torso desnudo y desnutrido, otros dos estaban en sus patas, viendo hacia arriba sobre sus dos dedos que son enormes y largos con gran filo, como machetes isleños y curvos... Despedía el Dióxido de carbono por sus hundidas aletas (pues no posee nariz), posadas en los alrededores de su cuello de piel replegada, ya avejentada... Junto con el Dióxido de carbono se despide otro gas... Un helado aliento... Que surge de nuestra majestad, ahora que la tierra esta en ruinas y ellos nos han exclavizado...