La maravillosa tundra se corrompe, por raíces que crecen desde el más frío invierno, El Sauce deja sus hojas en la amortajada grava, y no hace más que derramar lagrimas en compañía de los vientos que recorren el espacio, en cuanto a los puntos cardinales vagantes se refiere...
Los animales, latitudinarios correspondientes al Norte se asemejan, en un maremoto de olas polares, el trópico derretido, en fusión pendiente a capricornio, la nieve se extiende, hasta el ultimo pico caliente y rocoso, y los secos pastos se alejan de nuestro ojo visor, hasta verlos errantes entre deshidratadas moléculas...
Vaporosa humareda vacilante, la que exaspera al final de la colina, y la que rumea entre los pozos y charcos, lisos como espejos, congelados como los vitrales rotos y cortantes, que se entrelazan a la piel, y le hacen llorar una roja y oscura sustancia, así como llora aquel sauce, porque sus hojas ya se han ido...
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